viernes, 9 de enero de 2009

Los antecedentes familiares de aneurisma incrementan los riesgos de accidente cerebrovascular de los fumadores

Un estudio halla que tienen seis veces más probabilidades de accidente cerebrovascular con hemorragia

MARTES, 6 de enero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Un estudio reciente halla que los fumadores que tienen antecedentes familiares de aneurisma cerebral están en riesgo extremo de sufrir un accidente cerebrovascular por la ruptura de un aneurisma.

El estudio, respaldado por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular de los EE. UU. y publicado en la edición del 6 de enero de Neurology halló que estos fumadores tenían más de seis veces más probabilidades de sufrir de un tipo particular de accidente cerebrovascular conocido como hemorragia subaracnoidea que los que no fumaban y no tenían antecedentes familiares de accidentes cerebrovasculares ni aneurisma cerebral. Según el estudio, una hemorragia subaracnoidea es un tipo de accidente cerebrovascular con hemorragia que resulta mortal entre el 35 y el cuarenta por ciento de las veces.

Los investigadores estudiaron a 339 personas que sufrieron un accidente cerebrovascular por un aneurisma cerebral y 1,016 personas que no habían sufrido uno de estos accidentes por la misma causa. Los fumadores constituían la mitad del grupo que había sufrido el accidente, mientras que la otra mitad nunca había fumado o lo había hecho en el pasado.

"Aunque a todo el mundo se le debe recomendar que deje de fumar, nuestros hallazgos sugieren que hay una interacción, por lo que si usted fuma y tiene antecedentes familiares de aneurisma, está en riesgo particularmente elevado de accidente cerebrovascular por la ruptura de un aneurisma", señaló en un comunicado de prensa de la American Academy of Neurology el Dr. Daniel Woo de la Universidad de Cincinnati, autor del estudio.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
HealthDay

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_73533.html

miércoles, 7 de enero de 2009

Extranjero en su propio país


Me invitaron a exponer en un programa de posgrado de una universidad que queda cerca de la cota mil de la cordillera santiaguina. Acepté de inmediato, pues era una novedad ser invitado a esa universidad y tenía ganas de conocerla. Además, para ese día estaba anunciada una protesta estudiantil en varias ciudades del país así que probablemente la actividad laboral sería poca.

Un universitario voluntario en un campamento, y que conocía el lugar adonde iba, me ayudó dibujándome un improvisado mapa para llegar. Siguiendo las indicaciones al pie de la letra tuve que atravesar el centro como me lo señalaba el dibujo para tomar una autopista expedita que atravesaba la ciudad.

Entonces me vi en medio de la revuelta estudiantil que ya se esparcía por todo el centro de la capital donde se concentran varias universidades formando verdaderos barrios universitarios. El tránsito era constantemente interrumpido y desviado tratando de capear los carros policiales que arrojaban agua y gases lacrimógenos destinados a los estudiantes pero que alcanzaban a todos. Era una verdadera batalla campal.

Abrirse paso en medio del caos fue una odisea de mucha tensión. Los lienzos y pancartas que aún estaban en pie en un lenguaje no muy académico denunciaban lo que los universitarios exigían. Los jóvenes pedían garantías para que a los estudiantes de más bajos recursos económicos no se les pusieran obstáculos monetarios para poder seguir estudiando. El torrente de autos que dificultosamente se abría paso entre piedras, agua, gritos y jóvenes corriendo en estampida me condujo milagrosamente a quedar detrás de un camión tolva. Protegido por este gigante que me servía de escudo logré alcanzar la autopista.

La excelente carretera y el certero plano me condujeron en unos veinte minutos al destino. A llegar allí, sin embargo, parecía que me había salido del país. Ni las anchas avenidas rodeadas de verde, ni las grandes playas de estacionamiento podían contener el mar de automóviles que rodeaban la universidad como un centro comercial en vísperas de Navidad.

Entrar a esa universidad era como entrar en otro mundo. No había jóvenes gritando, ni gas lacrimógeno, ni agua, ni carabineros, ni menos pancartas. Sólo un silencio de cementerio que un amable señor que me esperaba interrumpió para conducirme al lugar de la reunión. Mientras caminábamos, a través de los ventanales, se veían grupos dispersos de estudiantes que alegremente conversaban en unos cuidados jardines. Me sentía extranjero en mi propio país pues parecía que la efervescencia estudiantil que había vivido hace poco había sucedido en un lugar muy lejano.

Me pregunté ¿qué visión del país tendrá el profesional que salga de esa universidad?, ¿qué vida universitaria tendrá quien tal vez estudió en un colegio de la zona, donde probablemente quede también su casa y entra a esa universidad?, ¿qué diferencia hay entre una universidad así y un colegio particular?, ¿bastará mirar la ciudad desde lo alto y luego enterarse de lo sucedido en ella por las noticias?, ¿será ese el lugar más adecuado para que se forme un universitario?, ¿cómo se llegará a una universidad así sin automóvil?

Si se incluyeran estas preguntas en la PSU tal vez los puntajes nacionales serían distintos.



http://blogs.elmercurio.com/revistasabado/2009/01/03/extranjero-en-su-pais.asp