domingo, 26 de septiembre de 2010

El Clamor de la Gente de la Tierra

He mantenido cierto silencio con respecto a la problemática nacional actual. Las demandas del pueblo Mapuche, puedo confesar, muchas veces me parecen un tanto disparatadas dentro de mi concepción social de la realidad, pero cuando logro sentarme y reflexionar empiezo a entender un poco, sólo un poco y nunca en su inmensa complejidad, lo que hay detrás de todo esto.

El gobierno se pisa la cola, escuchamos al presidente comparar a los 34 comuneros que viven en huelga de hambre con los 33 mineros atrapados en el norte. Diciendo que le parece una contradicción ver como 33 luchan por mantenerse vivos, y los otros 34 hacen lo contrario poniéndola en riesgo. Qué sentido tiene para una persona someter a semejante castigo su integridad física? Qué conduce a una persona a usar su salud como herramienta de atención social? Como bien leí una vez, lo que lleva a un hombre alterar la realidad en la que vive con una mentira, es la incapacidad de soportarla. En el caso Mapuche, los 34 que viven dentro de una huelga de hambre no lo hacen por siempre intransigencia o capricho, están demostrando con su ayuno QUE ESTO NO DA PARA MÁS.

Y como nuestro gobierno tiene la costumbre de comparar, y para comparaciones soy bueno, creo que puedo hacer lo mismo.

En el caso de los mineros, vimos como se movilizo el presidente, los ministros, todas las fuerzas del estado. Por qué en ese minuto si, por qué todo el aparato estatal estaba con ellos y con los Mapuches no, sólo vemos a un par de subsecretarios y un ministro, sin dedicación total a un tema que tiene una trascendencia político social inmenso. Porque ser Mapuche, porque el sufrir Mapuche, no es “comerciable” no es "marquetable” porque afortunadamente, no veremos a un ministro de gobierno con una carta abrazado gritando. “Estamos bien, los 34 en el Burger King” el conflicto Mapuche no se soluciona con una frase bien armada por un asesor, ni por una imagen de personas sobre el hermoso (y con bellos recuerdos personales) Cerro Ñielol (lo escribo como se debe, y no castellanizado) porque el conflicto Mapuche se soluciona con una verdadera política nacional de tolerancia y respeto a quienes, antes que los grandes Rodríguez y San Martin, o bueno, Carrera y O’Higgins, lucharon por su justa soberanía sobre la tierra que ellos amaban y cuidaban.

Francamente, me parece decepcionante, ver como un gobierno dice tener la ambición de la construcción de un país más grande y desarrollado basando ese crecimiento en una simplista estadística macroeconómica, y no en una verdadera línea de crecimiento que considera el nivel de educación, de felicidad y de aceptación de quienes viven en el. No somos más grandes si tenemos un mejor sueldo o menos feriados en el año, lo seremos si somos capaces de ver a Chile como un país donde Dios gracia tuvimos la suerte de caer en su tierra para compartir y aprender de quienes tienen mucho más tiempo en ella. ¿Cómo?

Necesitamos con urgencia un nuevo orden social en nuestro país. Una constitución democrática e igualitaria, una constitución que de espacio a la construcción de un Chile más propio y no tan “replica” de un modelo foráneo. Y eso, creo en el fondo, es la razón por la que 34 comuneros no han comido en bastante tiempo. Ellos no pelean sólo por unas tierras o por un proceso justo, con su lucha, ellos dicen que necesitamos cambiar el país y la forma como nos relacionamos con nuestro entorno. Porque para vivir de rodillas, comiendo lo que dicen que me corresponde… prefiero morir de hambre, sabiendo que pido lo que se que necesito.

Ojala, no sea tarde mañana.

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